Acabada ya la Cumbre del Clima 2019, que se celebró en Madrid durante las pasadas dos semanas, toca analizar y reflexionar sobre lo pactado. Y, por supuesto, recordar aquellos puntos que aún no se han conseguido materializar en un acuerdo.

Una vez más, las expectativas eran muy elevadas para lo que finalmente se ha conseguido concretar. Sin embargo,  eso no implica que no haya una hoja de ruta a la que debamos ceñirnos. Así pues la Unión Europea ha logrado activar un ambicioso paquete de medidas para afrontar la emergencia climática y también ha conseguido el compromiso de al menos 73 países de los casi 200 participantes para conseguir la neutralidad de emisiones para 2050. 

Gobiernos, empresas y organizaciones pretenden hacerlo a través de la adscripción al New Green Deal. Este plan, de inspiración norteamericana, consiste en ejecutar un conjunto de políticas que pretenden combatir el cambio climático y la crisis financiera. Así, con él se pretenden mitigar las consecuencias ambientales, fomentar las energías renovables y combatir la exclusión social.

De esta manera, esta cumbre ha tenido un final agridulce, porque si bien se ha logrado aumentar la ambición con los compromisos climáticos, Varios de los dirigentes han expresado su desilusión por considerar que la sociedad civil y la comunidad científica pretendían compromisos más exigentes. 

Lo que sí parece haberse conseguido es el compromiso para conseguir cumplir los objetivos del Acuerdo de París que pretenden evitar que aumente la temperatura global de la tierra menos de 1,5 grados durante este siglo. 

Habrá que esperar a la Cumbre del Clima de Glasgow

Pero por otro lado, uno de los grandes puntos que se ha quedado fuera es la negociación sobre los mercados de carbono y cómo va a ser su funcionamiento en el futuro. Se debatirá el año que viene el Glasgow.

Otra de las cuestiones ha sido la falta de compromiso de los países más contaminantes como Estados Unidos, China e India. Sin embargo, el acuerdo entre un mayor número de pequeños países hace posible no perder la esperanza. También gracias a la firme movilización de la comunidad científica, de los jóvenes y de la ciudadanía, que cada vez alza más la voz en defensa del planeta.

En 2020 habrá que estar muy atentos a cómo se materializan estos acuerdos, sobre todo en lo que atañe al desarrollo y fomento de las energías renovables.

Fotografía: Andreas Gücklhorn on Unsplash